Tiempo de carambolas

Entré como por un aro. Como de costumbre recorro diversos sitios a través del lector de RSS y encuentro un titular que dice así: «Los privilegiados son analizados por personas; las masas, por máquinas». Lo guardé para leerlo en otro momento, porque primero hago un barrido de cosas que me pueden interesar y luego, en una segunda etapa, proceso aquello que había marcado. Pues bien, entro a la noticia y no era de psicología como suponía inicialmente.

Cathy O’Neil, doctora en Matemáticas por la Universidad de Harvard, autora del libro Armas de destrucción matemática, afirma lo siguiente en una parte de la entrevista, una de las que más me llamó la atención:

captura-de-pantalla-18.pngOtra de las vueltas por los diarios me lleva hasta la nota del diario El País de ayer domingo, acerca de la reinvención profesional y de la segunda etapa en la carrera laboral. Historias reveladoras sobre cómo la jubilación no tiene que estar definida por lo que dictan las leyes de seguridad social, sino que es un asunto enteramente personal, singular.

«La necesidad de gestionarse uno mismo está creando una revolución en las relaciones humanas.» ~ Peter Drucker, 2005

Que vivimos en tiempos de incertidumbre, volatilidad, complejidad y ambigüedad no es una novedad. Tampoco que fenómenos como la globalización, la hiper-conectividad, la competencia y la revolución digital son causa y efecto de todo lo anterior. Estamos en tiempos VUCA, en tiempos de rock & samba.

Leyendo por un lado lo que decía la doctora en matemáticas y por otro los testimonios de la nota del El País, la palabra que sobrevuela o tal vez que une ambos artículos sea elección. Lo que denuncia O’Neil es que cuanto menos calificado sea un empleo las decisiones sobre tu/nuestro futuro recaerán en una máquina etiquetadora, mientras que a mayor complejidad serás/seremos atendido/s por una persona, por otro ser humano.

Dándole una vuelta más al asunto, podríamos aseverar que cuanto más automatizados estemos como personas, más seremos atendidos por máquinas. Una vuelta más de tuerca y diría que uno cosecha lo que siembra: si te olvidas (nos olvidamos) de tu humanidad, terminarás (terminaremos) en manos de máquinas: será un algoritmo quien decidirá parte de tu/nuestro futuro. De ahí a Matrix es cuestión de tiempo.

Elegir y elegirse en tiempos turbulentos. Uno de los asuntos claves hoy día está pasando por pensar por uno mismo, por desarrollar pensamiento crítico para orientarnos en un entorno como el actual donde se han extinguido los corrales y donde los uniformes (túnica, mameluco, traje) de la época industrial van camino a la extinción. En paralelo con ello se advierte un crecimiento vertiginoso de la tecnología, como advertía la doctora en matemáticas, que no tendría que confundirse con un punto de llegada.

Nada de dictadura tecnológica y sí concebirla (a la tecnología) como un medio al servicio de la colaboración, cooperación, conversaciones y la producción de conocimiento para transformar la realidad en las organizaciones.

De la pirámide a las redes, del coeficiente intelectual a la inteligencia emocional y de los muros a los puentes y la transparencia. De obedecer al autoconocimiento, las preguntas existenciales y el propósito como medio para unir a las personas tras una causa, tras un por qué.

Las organizaciones necesitan cada vez más un liderazgo distribuido a lo largo de todos sus nodos, elevando la mira más allá del resultado económico. Las organizaciones necesitan dar un salto de fe, en el sentido de viralizar la idea de que son unidades sociales donde las personas comparten, se encuentran y asumen desafíos.

En el mundo en que vivimos se necesita comprender continuamente dónde estamos parados, cuáles son las reglas de juego, asumir que nada está asegurado y que el aprendizaje, la innovación, la responsabilidad y la pregunta acerca de dónde agregamos valor se han convertido en acompañantes frecuentes y sobre todo necesarios. Caídos los alambrados y extinguidos los grandes corrales muchos deambulan sin brújula, oscilando entre depresiones y ansiedades, procurando fuera lo que sólo es posible encontrar dentro, en contacto con la propia historia. Hoy la pelota está en nuestra cancha: podemos poner más humanidad y propósito donde haga falta, antes que nos termine etiquetando algún algoritmo.

En una mesa de pool se puede jugar lanzando golpes directos para meter bolas en las buchacas. Esos en general son los tiros fáciles. Los complicados son los que se realizan por carambola, tirando a una bola para que esa impacte en la que nos interesaba. Lo mismo le pasa a muchos organismos complejos, desde una persona, una organización y hasta un país: quieren resultados con tiros fáciles cuando en realidad las bolas en las buchacas solo están entrando por carambola.

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