Sextante 09 | Noviembre 2020

El penúltimo mes del año está diciendo adiós y lentamente iniciaremos los 31 días finales de este extraño año. Si pensábamos que con los días más cálidos la pandemia iba a mostrar su cara más dócil, muy por el contrario este fin de primavera, aquí en el hemisferio sur, está trayendo consigo un aumento de los contagios y, en nuestro Uruguay, la posibilidad de tener que ir nuevamente, como de marzo a junio pasado, hacia un confinamiento más estricto.

En este contexto, las organizaciones, de la naturaleza que sean, evalúan permanentemente la marcha de sus números como de la economía en su conjunto. Hoy, más que nunca, podríamos decir que estamos inmersos y parados en un rock & samba inquieto y volátil, que no deja de moverse y, en consecuencia de proyectar con certidumbre en el mediano y largo plazo.

Global es la incertidumbre y por tanto difícil de vislumbrar el panorama futuro. Si a nivel personal la ansiedad y el miedo campean a sus anchas aquí y allá, a nivel organizacional la crisis sanitaria y económica está acelerando un proceso de transformación que tiene y tendrá como protagonistas a la digitalización, la automatización, la robotización y la inteligencia artificial.

En este tiempo inédito como pocos, tal vez sea fundamental dejar de prestar atención, al menos por un rato, al árbol en el que estamos y cobrar altura parar tratar de apreciar el bosque en el que nos encontramos. Si así lo hacemos podremos atender las tendencias que se avecinan y que darán forma al mundo que habitaremos en el mundo post-pandemia.

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