Sextante 03 | Mayo 2020

Mayo se termina y junto a él dos meses y medio de confinamiento, incertidumbres, temores y también deterioro de las condiciones económicas y sociales de muchas personas y familias. Ni el mundo, ni la región, ni por supuesto nuestro Uruguay están ajenos a este cimbronazo de enormes proporciones que sacude a organizaciones de todo tipo.

Lo que antes del Covid-19 asomaba como posible (“ya lo haremos algún día”), ahora se ha convertido en presente y realizable, dejando de lado frenos y obstáculos que con estas circunstancias han desaparecido.

Las crisis ponen a prueba a personas, equipos y organizaciones, separando el mundo de las palabras del de los hechos. Esta crisis es como una suerte de huracán que está haciendo volar por los aires todo aquello que no tenía buenas raíces o estaba muy pobremente prendido al terreno.

Aún es incierto el futuro próximo así como qué quedará en pie tras esta inédita coyuntura. Lo que sí es una certeza es que el horizonte es más claro para aquellas organizaciones que han interiorizado por qué y para qué existen, cómo entregan valor a su entorno y cómo quieren ser recordadas.

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