Be water my friend

Poca duda cabe hoy respecto a que nos encontramos en un cambio de época más que en una época de cambios. A esta era de transformaciones en que nos encontramos le hemos llamado transición de la calesita al rock & samba. Básicamente porque nuestro tiempo ya poco se parece a la primera y se asemeja cada vez más al segundo. O en otros términos, está quedando atrás un mundo estable y predecible y se está instalando otro cada vez más incierto, inestable e impredecible.

Bruce Lee (1940 – 1973) fue un luchador de artes marciales y actor estadounidense, considerado un mito del cine de artes marciales y uno de los iconos de la cultura popular del último tercio del siglo XX. Lee vivió acorde a una filosofía existencial capaz de ser resumida en la frase “ser como el agua”.

Be water my friend es una frase que hace referencia al principio taoísta del Wu wei o principio de la acción natural no forzada, que aboga por el desarrollo de la capacidad de “fluir”, ser “flexible” y “adaptable”.

Así como el Be water my friend de Bruce Lee nos recuerda al mundo líquido del que hablara el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, también da pie para pensar en el diseño, desarrollo y comportamiento organizacional para la era en que vivimos.

El ritmo de los cambios y transformaciones actuales está superando la capacidad de nuestras instituciones privadas, públicas y sociales para mantenerse al día. Cada vez más empresas se sienten abrumadas por la creciente necesidad de transformarse para dejar de reaccionar y por el contrario comportarse ágilmente, tanto para sobrevivir como, sobre todo, para ser más competitivas, prósperas y en última instancia capaces de provocar los cambios.

El paradigma cambia. Para sobrevivir y prosperar hoy, muchas organizaciones están preguntándose cómo llevar a cabo una transición de un modelo organizativo tradicional diseñado para la economía industrial, a un modelo ágil diseñado para la economía digital. Este cambio de paradigma anuncia una nueva forma de organización que permite la innovación, la colaboración y la creación de valor a una velocidad, escala e impacto que no conocíamos.

silosEl modelo de organización tradicional que dominó en los últimos siglos evolucionó principalmente para entornos estables, conocidos y predecibles. Funcionó para el mundo calesita. Este modelo se basaba en la idea de una organización pensada como una máquina, que favorecía una jerarquía estática estructurada en silos o chacras, que operaba a través de la planificación y el control lineal para ejecutar uno o muy pocos modelos de negocios.

Del control a la confianza

Negar que el mundo se transforma radicalmente de la mano de los cambios tecnológicos es comprar todos los números para la rifa de la extinción. Hacer frente a un mundo que se vuelve más complejo con más estructura, más reglas y más control es sinónimo de pan para hoy y hambre para mañana; algo así como querer tapar el sol con la mano.

imagen21Las organizaciones ágiles son diferentes a las tradicionales pirámides, caracterizadas por ser estáticas y jerárquicas. En cambio, las organizaciones ágiles actúan como una red de equipos operando con procesos rápidos de aprendizaje y toma de decisiones. Mientras que las organizaciones tradicionales colocan a los órganos de gobierno más poderosos en la parte superior de la pirámide, con objetivos y derechos fluyendo hacia abajo en la jerarquía, las organizaciones ágiles inculcan un poderoso propósito común y aprovechan los nuevos datos y perspectivas para delegar decisiones a los equipos más cercanos a la información y el cliente.

Cliente-céntricas

Las organizaciones ágiles, concebidas como sistemas vivos, han evolucionado para prosperar en entornos impredecibles y en cambio constante. Las organizaciones ágiles son estables y dinámicas, al mismo tiempo que centradas y orientadas para servir al cliente. Son organizaciones cliente-céntricas, que desarrollan y  mejoran sus prácticas y operaciones para adaptarse de manera fluida a los cambios del mercado, la tecnología, las regulaciones gubernamentales y sobre todo las demandas de los clientes. Son organizaciones abiertas, inclusivas y no jerárquicas, en evolución continua, a diferencia de las frecuentes y dolorosas reestructuraciones que experimentan las organizaciones mecanicistas. Abrazar la incertidumbre y la ambigüedad con la mayor confianza y compromiso es el mantra organizacional de una organización ágil. 

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Las organizaciones ágiles, óptimas para funcionar en entornos rock & samba, reúnen las siguientes características:

  • tienen un poderoso propósito que ilumina cada acción organizacional. Guiados por ese propósito, las personas que integran la empresa están atentas en para quién y cómo crean valor. Están obsesivamente centradas en el cliente y también comprometidas en crear valor para los otros actores que integran el ecosistema organizacional: empleados, inversores, socios y comunidades.
  • trabajan a través de una red de equipos pequeños, capacitados y empoderados. Mantienen una estructura de red troncal estable (una suerte de columna vertebral o nodo principal), pero reemplazan gran parte de la jerarquía tradicional restante con una red de equipos flexible y escalables. Son organizaciones de geometría variable.
  • utilizan ciclos rápidos de decisión y aprendizaje. Trabajan en ciclos rápidos de pensamiento y acción, dividiendo el trabajo en pequeñas tareas y ejecutando en ráfagas breves y enfocadas, así como recalibrando frecuentemente los objetivos y midiendo con indicadores el impacto y efectos de su accionar.
  • ponen a las personas en el corazón de la cultura y el liderazgo, comprometiendo y capacitando a todos en la organización para crear valor de manera rápida, colaborativa y efectiva. Gestionan lo que aprenden, gestionan su conocimiento.
  • utilizan la tecnología para favorecer la comunicación y las mejoras en las operaciones.

En síntesis:

El desafío actual de cualquier organización está pasando por cómo mejorar para servir más y mejor a su cliente, al tiempo de mantenerse atenta a los cambios, ser más eficiente y generar compromiso en sus empleados. Hablar de agilidad en materia organizacional tiene que ver con un conjunto de principios que permiten a las personas, equipos y organizaciones anticipar, responder y fundamentalmente provocar los cambios. El desafío que enfrentan muchas compañías cuando intentan convertirse en organizaciones ágiles no es comenzar sino mantenerse e integrar en su cultura, en su personalidad, este modo de ser, estar y comportarse. Los beneficios de un modelo operativo ágil son mayores que los que hoy reportan los del agonizante modelo mecanicista tradicional. La opción parece bastante clara: evolucionar o perecer. 

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