A veces tranquilas, a veces turbulentas

Los equipos suelen desear que todo sea calma y estabilidad, como un lago sereno. Pero la realidad organizacional, con sus imprevistos y presiones, muchas veces se parece más a un río rápido: cambiante, lleno de curvas y corrientes que obligan a reaccionar con agilidad.

NOMBRAR EL LAGO

Detenerse a identificar qué espacios de trabajo necesitan calma.

  • Reuniones de planificación.
  • Espacios de feedback.
  • Momentos de reflexión estratégica.
  • Definición de acuerdos clave.

NOMBRAR EL RÍO RÁPIDO

Reconocer las situaciones que demandan velocidad y coordinación bajo presión.

  • Resolver una urgencia operativa.
  • Coordinar frente a imprevistos.
  • Afrontar una crisis que no da tiempo para detenerse.

ENTRENAR AMBOS

La preparación en tiempos de calma es lo que permite responder mejor en tiempos de turbulencia. Lo que se practica en el lago —acuerdos, confianza, escucha— se convierte en reflejo en el río. La práctica deliberada en uno u otro terreno hace la diferencia: un equipo que ensaya escenarios, que conversa sobre cómo actuar, que se permite aprender de los errores, es un equipo que gana flexibilidad.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?

  • Equilibrio: un equipo que solo vive en la calma se vuelve lento; uno que solo vive en la urgencia se quiebra.
  • Resiliencia: la verdadera fortaleza surge al poder pasar de un escenario a otro sin perder cohesión.
  • Aprendizaje: lo que se experimenta en el río se analiza en el lago; lo que se diseña en el lago se prueba en el río.

Combinar lago y río es combinar reflexión y agilidad, confianza y respuesta, calma y movimiento.


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